En septiembre de 1971, el General Lanusse, dictador por entonces del país, le ordenó al coronel Cabanillas, organizar el "Operativo Retorno". El cuerpo de Evita fue entonces desenterrado de la tumba clandestina en Milán y devuelto a Perón en Puerta de Hierro (Madrid). En tal acción participó el brigadier (R) Jorge Rojas Silveyra, embajador argentino en España. Al cadáver le faltaba un dedo que le fue cortado intencionalmente y presentaba un leve aplastamiento de la nariz, entre otras alteraciones.
En 1974, ya
con Perón de regreso en el país, los Montoneros secuestraron el cadáver
de Aramburu con el fin de "canjearlo" por el cadáver de Evita. Ese mismo
año, ya muerto Perón, su tercera esposa María Estela Martínez de Perón,
decidió traer el cuerpo de Eva al país, y lo ubicó en la quinta
presidencial. Mientras tanto, el gobierno de Isabel Perón comenzó a
proyectar el Altar de la Patria, un mausoleo gigantesco que albergaría
los restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón, y todos los próceres de
la Argentina.
En 1976 la
dictadura militar que tomó el poder el 24 de marzo le entregó el cuerpo a
la familia Duarte, que dispuso que fuera enterrada en la bóveda que su
familia posee en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, donde se
encuentra desde entonces.58
Primera página del testamento de Eva Perón.
INTEGRANTES:
Laura Cueva Cassino
Analia Maidana
Betiana Noel Grippo
jueves, 27 de junio de 2013
martes, 25 de junio de 2013
El secuestro del cadaver
El cadáver embalsamado de Evita, muerta en julio de 1952, fue secuestrado de donde reposaba, en la sede de la CGT, a poco del golpe militar contra Perón por parte de la Revolución Libertadora en 1955. Los militares que derrocaron a Perón en 1955 mantuvieron oculto el cadáver de Eva Duarte hasta septiembre de 1971, y ese cadáver recorrió un periplo con peripecias que superan cualquier obra de ficción.
En noviembre de 1955, el general Pedro Eugenio Aramburu nombró jefe del Servicio de Informaciones del Ejército (SIE) al coronel Héctor Cabanillas.
Aramburu le ordenó al coronel Cabanillas que organizara el robo del cadáver de Evita de la CGT. Una enfermedad que sufrió Cabanillas, casi de inmediato, hizo que esa tarea recayera en el coronel Moori Koenig.
El 22 de noviembre el coronel abrió el catafalco donde reposaba Evita, y la sacó en un ataúd con una camioneta militar. A partir de entonces, el cadáver tuvo un itinerario demencial. Pasó días en la camioneta en playas de estacionamiento y calles de Buenos Aires, luego fue llevado a una oficina del SIE.
La tarea de embalsamar a Evita fue una de las más perfectas que se conozcan en el mundo, y fue encomendada al Dr. Pedro Ara, un médico español que había rechazado, en su momento, trabajar con el cadáver de Lenin, en Rusia.
El 23 de abril de 1957 el cadáver fue trasladado en secreto en el barco Conté Biancamano a Génova (Italia) en un ataúd que se explicaba pertenecía a una mujer llamada María Maggi de Magistris y fue enterrado bajo ese nombre en la tumba 41 del campo 86 del Cementerio Mayor de Milán.
Las versiones se multiplicaron y el mito se agrandó. Hay versiones que sostienen que los militares mandaron realizar tres copias de cera de la momia, y que las enviaron a otro cementerio italiano, uno en Bélgica y otro en Alemania Occidental.
En 1970 la organización guerrillera Montoneros secuestró a Aramburu, exigiendo entre otras cosas la aparición del cuerpo de Evita. Cabanillas entonces se movilizó para traerlo, pero no llegó a tiempo y Aramburu fue asesinado.
Su muerte
Tras su muerte la CGT declaró tres días de paro y el gobierno estableció un duelo nacional de 30 días. Su cuerpo fue velado en la Secretaría de Trabajo y Previsión hasta el 9 de agosto que fue llevado al Congreso de la Nación para recibir honores oficiales, y luego a la CGT. La procesión fue seguida por más de dos millones de personas y su paso por las calles recibió una lluvia de claveles, orquídeas, crisantemos, alhelíes y rosas arrojados desde los balcones cercanos.
Desde hacía por lo menos dos años se sabía que Evita tenía cáncer. La mala noticia se ocultó hasta donde se pudo, pero a mediados de 1951 el diagnóstico era irreversible.
Su cuerpo fue embalsamado y mantenido en exposición en la CGT. Mientras tanto, el gobierno empezó las obras del Monumento al Descamisado, que se había proyectado con base a una idea de Evita y que, según un nuevo plan, sería su tumba definitiva. Cuando la Revolución Libertadora derrocó a Perón el 23 de septiembre de 1955, el cadáver fue secuestrado y hecho desaparecer durante 14 años.
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